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Carlos Castaneda:
Ambos son modos de fijarlo a uno en el tiempo. Hay una cosa que el brujo no hace:
estancarse. La palabra fijada, el retrato que fija, son la antítesis del brujo.
La tensegridad no tiene limites políticos. Reclamar orígenes resulta absurdo, y
comparar la tensegridad con el yoga o el Tai Chi no es posible puesto que tienen un origen
distinto y un propósito diferente. El origen de la tensegridad es chamánico y chamánico
es también su propósito.
Ambos son ideas, ideas demasiado grandes, demasiado gigantescas para ser reales.
¡No! Lo que pasa es que yo era muy rechoncho, estaba bastante gordito, así que don
Juan me recomendó la practica obsesiva de pases mágicos para mantener mi cuerpo en un
estado optimo. De modo que, en cuanto a actividad física, sí, eso es lo que hacemos. Los
movimientos de tensegridad fuerzan nuestra atención a concentrarse en la idea de que
somos esferas luminosas, un conglomerado de campos de energía que se mantienen unidos por
un pegamento especial.
No vivo aquí, no estoy aquí en absoluto; por eso suelo usar el eufemismo
Dado que soy un imbécil, estoy seguro de que voy a morir. Quisiera tener la integridad
necesaria para partir del modo como él lo hizo, pero no hay seguridad y tengo el terrible
temor de que no lo voy a poder lograr. Pero lo deseo. Uso toda mi cabeza mis dos
cabezas- con ese propósito.
No, decía "el abuelo de la nueva era". Y yo pense: ¡por favor,
llámenme tío o primo, pero no abuelo! Tío Carlitos no estaría mal. Me siento fatal
siendo abuelo de cualquier cosa. No se imagina usted como lucho contra la edad, contra la
senilidad y la ancianidad. He luchado 35 años. Las tres personas con las que he trabajado
Carol Tiggs, Taisha Abelar y Florinda Donner- han hecho otro tanto durante todos estos
años. Parecen niñas fabulosas que toman y toman energía sin cesar para continuar siendo
fluidas. Sin fluidez no es posible viajar a ningún lado.
Tengo que estar de un humor especial para "ver". Necesito ponerme muy
sombrío, muy pesado. Si estoy alegre y liviano no veo nada. Me enrolé en la marina para
ver el mundo y ¿qué veo? ¡Veo el mar! (*) Sé más de lo que quisiera, es
el infierno, el verdadero infierno. Si uno ve demasiado, uno se toma insoportable.
Nosotros somos seres ascéticos , no tenemos relaciones de orden sexual, lo cual es una
maniobra difícil, muy difícil para nosotros. Don Juan me recomendó que debía conservar
mi energía porque no tengo demasiada, dado que yo no fui concebido en condiciones de una
gran pasión sexual. La mayoría de la gente no es creada en esas situaciones de gran
pasión. Sin embargo, Talia nació con energía suficiente como para hacer lo que quiera.
Es una pregunta que ha surgido muchas veces y repito que se trata de una cuestión de
energía. Si uno sabe que no fue creado en un estado de real excitación, es mejor que no,
que se abstenga. En este nivel energético no es importante si la gente esta o no casada.
Pero con el lanzamiento de la tensegridad, no sabemos en realidad que va a pasar ni como
esta va a repercutir en las personas que la practiquen.
Cómo podríamos saberlo? Esto es una implicación de nuestro sistema sintáctico.
Nuestra sintaxis requiere un comienzo, un desarrollo y un fin: yo fui, yo soy, yo seré.
Estamos atrapados en ello... pero ¿cómo podríamos saber de que va a ser capaz usted si
tiene la suficiente energía? Esa es la cuestión y la respuesta es que usted va ser capaz
de cosas estupendas y mucho mas excitantes que las que puede llevar a cabo ahora, sin
ninguna energía. Don Juan Matus me recomendó que cuidara mi energía porque me estaba
preparando para algo, pero no sé para que...
Me topé con un indio maravilloso del sudoeste y aquel fue un acontecimiento memorable, la única vez que encontré un verdadero brujo fuera del linaje de don Juan. Un joven profundamente involucrado en el tipo de actividad en la que don Juan estaba involucrado. Hablamos durante dos días, después de los cuales él, por alguna razón, sintió que me debía algo. Mas tarde, un día, cuando conducía un volkswagen en medio de una tormenta de arena que estaba a punto de hacer volcar mi coche y que ya había arruinado el parabrisas y hecho desaparecer la pintura de un lateral, apareció de pronto un gran camión que se coloco entre el viento y mi coche; y una voz me llamo desde la cabina diciéndome: " escóndase junto al costado de mi camión". Hice lo que me indicaban y así continuamos el camino durante muchas millas a lo largo de la autopista 8. Cuando finalmente el viento se calmó y paramos, me di cuenta de que ya no estabamos en esa ruta, que nos habíamos ido del camino pavimentado. El conductor del camión bajó y entonces pude ver que era aquel indio, quien me dijo: "he pagado mi deuda. Esta usted en el otro lado y ahora quedamos en paz. Retroceda hasta el camino pavimentado". Ambos retrocedimos. Una vez en la autopista di vueltas y más vueltas para volver a encontrar aquel camino de tierra, busque algún desvío, pero fue imposible hallarlo. Aquel indio joven me había llevado a otro reino y yo no podía contenerme. ¡Que poder, que disciplina exquisita la suya! Me había llevado a otro mundo, con coche incluido, cuando en aquella época yo apenas podía llevarme a mi mismo a ese otro lado. Nunca mas me hablo, jamás.
Para que yo continuase la línea de Don
Juan debería tener una disposición energética especial que no tengo. No soy un hombre
paciente, mi modo de moverme es demasiado abrupto, demasiado perturbador. Don Juan siempre
se hallaba allí, a nuestra disposición. El no desaparecía, sino que acomodaba sus
apariciones y desapariciones de modo que pudiera satisfacer nuestras necesidades. Como
podría yo hacer algo así? |