Una historia bastante bonita
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Caía la tarde, los rayos del sol se filtraban a través del espeso follaje, las sombras caían zumbando sobre la piel de la tierra como acariciando el frágil rostro de una madre sin tiempo, los pájaros amenizaban las danzas con sus notas salvajes, acompañados por coros intermitentes de cerca y de lejos, un viento suave esparcía aquellos cantos crepusculares del Bosque y sus montañas. Aquella celebración a las sombras nuevas del atardecer se vio enriquecida por un nuevo canto, tan tenue y misterioso que el viento apenas se atrevía a transportar, otro viento suave apareció en sentido inverso, un viento de mil colores que llenaron el cielo y transformaron un remolino ligero que se fue metiendo al corazón del Bosque, un murmullo de alas frágiles rodeo al dueño del canto misterioso poniéndole color al corazón. La gran reunión daba principio en el mítico bosque de Tzara, la casa de las transformaciones. Era presidida por Ku, el sin edad, como le llamaban las otras mariposas. Se preparaban para la ceremonia final que coronaba su largo viaje, muchos meses atrás habían abandonado Tzara para ir hasta el bosque de los pilares de hielo. Todas se unieron siguiendo el canto de Ku para saludar a las sombras y a sus árboles, a la vida y a todos los seres que compartían su casa, a los vientos y a la brisa, a la tierra y a sus raíces con las que sostenía el bosque entero, a las estrellas y al sol, a la muerte.

Se enredaron con la noche, las nubes mandaron a su emisario la niebla y los vientos se recargaron en la penumbra para escuchar los relatos de Ku y sus viajeras que, siempre al terminar un viaje, navegaban por sus memorias para no olvidar. Los aromas del pasado se juntaron con el presente y el tiempo se borró.

Las mariposas se situaron miles de años atrás, cuando Tzara emergía de la niebla y navegaba entre mil realidades, sueños acumulados en sus raíces, ahí nacieron los gusanos que aprendieron a soñar sus alas y los sapos con sueños de dinosaurios voladores. Habían, dicen, muchos otros sueños de transformación. Pero cuando las nieblas se cerraron muchos olvidaron, únicamente los gusanos guardaron parte del sueño y siguieron buscando alas. El tiempo, sin embargo, se llevó la fuerza de las nieblas al otro lado, escondiendo pequeñas de aquellas realidades en las gotas de rocío de las madrugadas y entre los pétalos de algunas flores, ambas fueron esparcidas por distintos bosques y montañas. Entonces los gusanos recorrían sólo una parte de su sueño y morían teniendo alas.

Ku cantó la historia de Ixa, la madre de las transformaciones, la primera en recobrar sus recuerdos:

"El frío de la madrugada penetraba por el capullo de Ixa, una gota de rocío bañó sus sueños de transformación y los volvió grandes. Se soñó mariposa dormida que soñaba con volver a acariciar la tierra con su cuerpo de gusano sin alas; después, el gusano dormido bajo las hojas soñaba el capullo oscuro donde tejía sus alas. Ixa se debatía confundida por que ya no sabia en qué estado se encontraba ni desde cual cuerpo soñaba, sólo al sentir el dolor de sus órganos cambiantes regresó a la realidad. Cuando la noche volvió a empezar, un aroma de flores interrumpió de nuevo sus sueños de transformación y se encontró soñando Bosques desconocidos repletos de seres cambiantes y sueños olvidados. Finalmente salió la mariposa, grande, fuerte, pero sus alas eran distintas porque traían sueños nuevos y el destino marcado en sus colores.

Cuando Ixa empezó a hablar de otros bosques y otras realidades resultó que muchas otras mariposas ya habían soñado con ellos, entonces se juntaron para unir las piezas de sus sueños y así nacieron o renacieron las mariposas viajeras. Primero estudiaron su propio bosque y la magia que ahí encontraron las llevó a revisar por vez primera sus costumbres, hábitos y sueños, después, el círculo de sus transformaciones.

Al revisar sus hábitos supieron de la importancia de su sexualidad, ya que el círculo de las transformaciones empezaba precisamente ahí, además descubrieron el potencial de sus ojos dobles conectados con la energía de la reproducción.

El Otoño se respiraba en el bosque y los arboles donaban sus hojas para tejer el abrigo invernal que luciría la madre tierra, las mariposas trabajaban febrilmente diseñando el rito del amor. Primero habían intentado desarrollar su visión a través de la concentración y el silencio más absoluto pues habían descubierto que su visión dependía muchísimo de sus estados de ánimo y de su grado de preocupación por ellas mismas. Entonces se entregaron por completo a la disciplina y al dominio de sí mismas, así alcanzaron un estado óptimo de fuerza y equilibrio logrando por instantes alcanzar el máximo de su visión; en esos momentos su percepción se ampliaba rebasando las fronteras de la realidad, atravesaban la niebla de los sueños y eran capaces de percibir las otras realidades que guardaba Tzara, así como el espíritu de las cosas, la esencia misma de la vida.

Un día intentaron aplicar estos conocimientos al momento de copular. Nada fácil resultó aquello pues en ese estado mágico de percepción, al aplicar su visión doble, penetraban en lo más profundo del corazón de su pareja y no había nada que no pudieran ver de ella, pero tampoco existía nada que le pudieran ocultar. Resultaba difícil sostener este estado con sus parejas por el espejo que se abrían mutuamente. Esto las llevo a buscar otras piezas de sus sueños y al primer viaje fuera de Tzara.

Sus sueños las llevaron al bosque de Muri, un lugar situado al Norte de su mágico hogar. Las flores de Muri, especialmente bellas y de colores sobrios, encerraban en sus pétalos un pedazo de los sueños abandonados por la niebla en su viaje al otro lado, los arboles guardaban entre sus sombras los reflejos de otras realidades. Ahí continuaron las mariposas acrecentando su disciplina y su visión doble. Aprendieron no solo a atestiguar otras realidades sino a vivirlas, a tocarlas, a ser parte de ellas. Las flores de los árboles les entregaron muchos sueños reales diferentes, dónde las mariposas podían actuar como partes vivas de esos sueños, relaccionándose activamente con seres fantásticos y paisajes totalmente desconocidos en esta tierra. Pero no era posible para ellas permanecer por mucho tiempo en estos sueños porque se requería un gran estado de sobriedad y un control sin límites para sostenerlo, además había también ahí depredadores que podían acabar con ellas en un santiamén.

El último regalo que les hizo Muri en aquel viaje fue darles a conocer la ruta que llevaba al siguiente bosque, donde tenían que ir Ixa y sus mariposas para continuar recordando los sueños de la niebla y los de sus propias antepasadas.

Así llegaron a Zunia para encontrar otra pieza de su destino.

Sueños distintos las aguardaban en el rocío que el bosque recibía del cielo, cantos extraños las esperaban. Una noche, cuando la luna dormía sus propios cantos y las estrellas acentuaban los tonos de la oscuridad, Ixa recupero sus sueños de capullo y se encontró acariciando el suelo de Zunia con su cuerpo de gusano. Todo parecía diferente para ella, una niebla cerrada cobijaba el bosque, los arboles parecían mucho más grandes pero lucían etéreos, con apenas forma. Al recorrer un trecho se dio cuenta de que lo mismo pasaba con todos los seres vivos del lugar, pero su sorpresa más grande fue cuando sintió un aleteo familiar cerca de ella y se encontró frente a frente con una enorme mariposa sin colores, casi trasparente, luego apareció otra, y otra, hasta que se vio rodeada por ellas, estas levantaron su cuerpo y la remontaron hasta las estrellas. Muchos sueños había vivido Ixa pero este era totalmente nuevo, su primera salida del planeta, uf! ¡Qué susto!, Pero le resulta maravilloso volar tan alto siendo un simple gusano sin alas. Casi al amanecer la depositaron otra vez en la tierra oscura de Zunia y la dejaron volver a ponerse sus alas. Esa mañana todas sus compañeras se sorprendieron al verla porque la cara interior de sus alas estaba sin colores y los colores de la parte exterior se habían vuelto tenues y sobriamente bellos. Es un regalo de la noche, dijo Ixa, y una señal del cielo para todas nosotras, porque esto indica que llegó la hora de romper con el primer círculo para poder continuar nuestro viaje a donde quiera que este nos lleve en el siguiente paso.

Ixa tuvo que usar todos sus recursos y olvidarse de ella misma para atraer los sueños de su primer capullo, no para ella, sino para todo el grupo que traía la muerte colgada de las alas. Levaban tiempo viajando y soñando fuera de Tzara, la juventud se alejaba de ellas y muchas dudaban poder llegar al siguiente bosque. Cada noche Ixa les preparaba para entrar juntas al mismo sueño hasta que, finalmente, la misma niebla las envolvió a todas y entraron a los recuerdos del gusano que reptaba por Tzara buscando los materiales para su capullo, se quedaron dormidos los gusanos y se soñaron mariposas que soñaban capullos. Las mariposas sentían miedo con estos sueños misteriosos donde ya no sabían qué eran porque a veces el sueño las llevaba hasta el interior de sus huevos, cuando eran larvas. Vaya noches que hubieron de pasar hasta que fueron capaces de abandonar sus alas, después de una lucha feroz con su propio interior que casi prefería morir con alas antes que volver a vivir el dolor de la transformación total de los órganos y cuerpo sólo para volver a reptar por el suelo desnudo, sin esperanza de volver a volar de flor en flor. Huy! Ixa y sus ideas, una cosa es soñar y otra...en fin.

Una madrugada fría y sin estrellas empezaron a caer las alas de las mariposas, también sus cuerpos cayeron a la tierra transformándose, las hojas les fabricaron un abrigo para mitigar su dolor, días enteros de debatieron entre la vida y la muerte para romper el primer círculo de sus transformaciones. Un bello atardecer recibió al grupo de gusanos, nuevos otra vez, que reptaban por el suelo salvaje de Zunia tratando de contener los recuerdos que querían huir de ellos. La lucha envolvía sus corazones y tuvieron que renovarse para fortalecerse y caminar hacia el capullo. Sus sueños se volvieron en tenues y muchos flaquearon pero Ixa los empujaba y esperó pacientemente con ellos hasta que sus cuerpos estuvieron listos para reanudar la batalla, porque había llegado la hora de buscar sus alas de nuevo. Algunos gusanos estaban llenos de susto y otros no entendían muy bien en que se estaban metiendo, pero todos estaban felices de haber llegado hasta ahí, dispuestos continuar, entregándose por completo a los sueños antiguos y a la guía de Ixa.

Un rebaño de nubes corría con el viento suave del atardecer, filtrando la luz del sol que caía en columnas y atravesaba el espeso follaje dándole a Zunia un aspecto casi irreal, metamorfoseando colores y separando sombras; los gusanos estaban reunidos en un claro iluminado por uno de estos rayos, rodeados de sombras, observando la lenta metamorfosis de las nubes silenciosas, apenas ayudadas por el viento; Ixa les decía a los gusanos que se inspiraran en las nubes para realizar con la misma calma su propia metamorfosis entregándose al silencio sin escándalos innecesarios y desgastantes. " Vaya con esta Ixa! ¿A dónde nos lleva con tanto cambio?, Que las estrellas la iluminen por que si no a todas nos llevará el viento frío", bromeaban los gusanos extornando su amor por ella y su determinación a seguir su camino lleno de aventuras sin fin.

Los gusanos se metieron finalmente a la noche de sus capullos, en completa soledad cada uno a invocar sus alas y a coquetearle al misterio, esta vez la transformación fué más fascinante que la primera. Al principio soñaban sus órganos cambiantes haciéndolos fuertes y luego sus alas como las de Ixa, mientras estas crecían les llegaron sueños desde las estrellas abiertos por mariposas transparentes que las animaban con sus cantos.

Un sol resplandeciente recibió a las nuevas mariposas con alas dobles. En una cara traían todos los colores de Zunia y en la otra el color de la noche estrellada del bosque, estaban felices y celebraron con cabriolas en el aire su nueva juventud. Luego todas rodearon a Ixa cantándole su agradecimiento, después le cantaron a Tzara, a Muri y a Zunia.

Todo estaba listo para continuar el viaje hacia el norte, así lo indicaban las flores del lugar. Las mariposas se reunieron junto a un manantial para despedirse del bosque y sus habitantes, que estaban intrigados y fascinados con ellas pues habían hecho nacer una inquietud en sus corazones, renovando viejos sueños en ellos.

Así fueron las mariposas por los bosques recuperando memorias ancestrales hasta que llegaron a Bunimi, el bosque de los pilares de hielo, lugar inhóspito y frío, repleto de secretos y visiones.

Nadie se imaginó lo que ahí les esperaba, acababan de completar otro ciclo de transformaciones en el bosque anterior y sabían que tendrían que recorrer el mismo camino en sentido inverso para volver a Tzara.

El rito del amor todavía no se completaba aunque las nuevas mariposas nacían más fuertes, con mejor visión y nuevas memorias, pero algo faltaba.

Por aquel tiempo Bunimi estaba helado la mayor parte del ano y fué muy duro para las mariposas vivir a esas temperaturas y con poco sol, pasaron las primeras semanas muy ocupadas habituándose al lugar y queriendo regresar a bosques más cálidos, pero Ixa no lo permitió y les dijo que no se irían hasta que hubieran encontrado los secretos de las orquídeas de hielo; a pesar de que aún no habían visto ninguna, sabían que estaban escondidas por ahí, bajo un manto blanco. Un día andaba Ixa con su pareja recorriendo el bosque y hablando del rito del amor cuando, sin proponérselo, dieron con la primera orquídea. Eufóricos, estuvieron volando alrededor de ella y sin saber como le transmitieron calor y la flor se abrió rompiendo el hielo, con un aroma exquisito que despertó su instinto de reproducción. Ixa entro en un estado de profunda concentración encontrando el silencio más absoluto dentro de ella, su compañero se agarró también al silencio pero Ixa se dio cuenta de que a él le faltaba claridad y aún no estaba listo para entregarse de lleno, pensando sobre todo en la nueva vida que estaban intentando gestar juntos, entonces intentó transmitir el control necesario a su compañero y aumentó su grado de concentración, llegando a un estado tan insólito donde no sabía muy bien qué hacer. Por un lado se daba cuenta de que su compañero no alcanzaba la sobriedad necesaria y por el otro quería aprovechar aquel estado tan profundo en que se encontraba, así que, instintivamente, dirigió toda su fuerza a su propio interior y de pronto se encontró en una postura totalmente nueva para ella: Su cuerpo estaba completamente quieto, en un estado de alerta total percibiendo hasta el último rincón del bosque y toda la vida que en él latía, entonces, de una manera absolutamente consciente, alcanzó su otro yo, pero esta vez no la llevó a sueños del bosque o del cielo sino que la metió en un pasadizo largo y oscuro donde avanzaba lentamente y con dificultad; Sintió miedo pero su espíritu aventurero se impuso empujándola a reunir toda su fuerza para caminar con mas soltura. Así se dio cuenta de que había otras entradas por todo el pasadizo pero decidió continuar por el mismo ya que así se sentía segura de poder regresar. Estando a punto de llegar a lo que parecía el fin del pasadizo, se llenó de terror y angustia porque en ese momento percibió que se encontraba dentro de sí misma, su mente giraba y su corazón latía con fuerza. Esta vez invoco todo su control y disciplina para llegar hasta el final, cosa que no le sirvió para mucho porque de pronto desembocó en un mundo inmenso y tan oscuro como el pasadizo que la había llevado hasta ahí. Ella conservaba aquel estado de percepción y ahora seguía sintiendo el bosque en su totalidad, pero como muy lejano, al mismo tiempo que percibía aquel mundo con la misma intensidad, inmersa en él, su cuerpo sentía la presencia de seres enormes y estremecedores que habitaban el lugar y, cuando uno de estos se acercó a ella, no pudo mas, se sintió salir disparada de regreso por el mismo camino por donde entro.

Cuando abrió los ojos, su cuerpo estaba en la misma postura; su compañero la miraba preocupado y confundido sin saber qué hacer, ella empezó a temblar y un frío de muerte invadió todo su ser al recordar lo que acababa de vivir. Su pareja se movió a su alrededor tratando de ayudarla, Ixa le pidió silencio y se recargo en él diciendo: "Quédate quieto, deja que tu presencia me calme, manténte sereno y consciente del Bosque hasta que recobre mi sobriedad." Sus alas se juntaron suavemente hasta parecer un solo ser, Ixa se fue calmando y de pronto se dio cuenta de que había dado con algo grandioso e intuyó que ahí estaba la respuesta a muchas de sus inquietudes, sobre todo acerca de la metamorfosis que rompería definitivamente el ciclo del gusano a la mariposa, para llevarlas atrás de la niebla mágica de la que hablaban las memorias de sus antepasados.

Ixa tenía ante sí un dilema, sabía que no iba a ser fácil llevar a sus compañeras por aquellos pasadizos oscuros para buscar respuestas ya que no sabía muy bien cómo explicarles lo que ella misma había vivido, así que decidió explorar sola aquellos mundos extraños a través de su propio interior, y al mismo tiempo, enseñaba a sus compañeras a templar su voluntad y a desarrollar su concentración al máximo, diciéndoles que era lo que necesitaban si es que querían volver a ver su amado hogar: Tzara.

Aquello no fue fácil para Ixa porque experimentaba una soledad aplastante recorriendo sola aquellos pasadizos, pero intuía que debía aprender de ellos hasta ser capaz de moverse con soltura y saber acerca de los seres que habitaban aquellos mundos, para poder guiar a sus compañeras en esta nueva aventura por lo desconocido.

Las mariposas empezaron a encontrar más orquídeas cuyo aroma les fortalecía la concentración y les daba sueños de fluidez y voluntad, justo lo que necesitaban para ejecutar los planes de Ixa.

Y finalmente, un día emprendieron el regreso a Tzara, sin que Ixa les hablara de sus viajes, aún cuando después de una gran lucha ella había encontrado un mundo amigable donde parecía hallarse lo que buscaba.

El viaje de regreso resultó muy intenso para las mariposas porque ya no eran las mismas, todo su ser había cambiado. Ahora sentían gran pasión por la vida y su espíritu aventurero no conocía limites. Cada bosque les servia de plataforma para explorar otras realidades y acrecentar su percepción, además habían aprendido a vivir cada momento como su fuera el último de su existencia, porque desde que rompieron el círculo de las transformaciones la primera vez, aprendieron que el tiempo no existía más para ellas, solo contaba su lucha por seguir vivas. Eran como fantasmas aferrados a su conciencia e intentaba expandirla al máximo de sus posibilidades.

Ahora podían ser mariposas por más tiempo, pero tarde o temprano tenían que regresar a la tierra como gusanos y luego a la oscuridad del capullo para recuperar sus fuerzas y sus alas. La muerte aun cobraba su tributo llevándose consigo a muchas de ellas en medio de las transformaciones y dejando en las otras la certeza de que siempre estaría presente y que podía agarrarlas a todas en cualquier momento.

Un viento apacible trajo murmullos a Tzara, era una tarde tranquila de cielo azul y suaves tonos de color dorado. Un enorme pájaro planeaba por lo alto, buscando alimento, su aguda mirada captó de pronto colores nuevos que se acercaban al Bosque montados silenciosamente en las corrientes suaves que venían del Norte. El ave, como muchos otros seres que las vieron llegar después, pensó que se trataba de una especie nueva de mariposas que venían al Bosque. Ya nadie se acordaba de aquellas que un día se fueron rumbo al Norte, pero el corazón de Tzara las esperaba con impaciencia de madre nueva.

Para las viajeras, el Bosque tampoco resultó ser el mismo, todo era distinto, había cambiado tanto como su manera de percibir.

Dedicaron varios días a explorar de nuevo su hogar, disfrutándolo al máximo de una manera apacible y sin sobresaltos, hasta que Ixa las llamó de nuevo para continuar. "¡Oh no! otra vez Ixa. Se acabó la fiesta, otra vez a darle", protestaban las mariposas.

Ixa escogió a las más fuertes y empezó a hablarles de los mundos internos, tuvieron que esforzarse muchísimo para entenderla, y mucho más para seguirla. Cuando finalmente aprendieron a entrar en sus propios cuerpos, Ixa se dio cuenta que iba a ser más difícil de lo que supuso al principio, porque aquello parecía ser un trabajo muy personal, ya que cada una percibía su interior a su propia manera y resultaba muy difícil estar juntas en el mismo lugar. Sucedió que en los primeros viajes algunas mariposas enloquecieron y a otras les entró tanto susto que no querían volver más a esos pasadizos oscuros; a las primeras las encerró Ixa en un capullo para que se reconciliaran con la oscuridad y a las otras las regresó a la tierra como gusanos enterrándolas bajo una capa de seda y hojas para que la tierra las aliviara.

Al final, sólo unas cuantas lograron entrar con Ixa al mundo que había encontrado entrando en Bulimi, y empezaron a explorarlo, era un sitio oscuro como los otros que conocían, pero este las atraía y fascinaba haciéndolas sentir extrañamente seguras. Después de varios viajes, llegaron al corazón mismo de aquel Mundo, y se llevaron una grata sorpresa al descubrir que por dentro aquello estaba lleno de colores desconocidos y murmullos exquisitos que borraron todos sus miedos. Los colores parecían obedecer las órdenes secretas de aquellos murmullos, formando un enorme caleidoscopio en eterno movimiento de diseños fantásticos siempre cambiantes. Muchas veces tuvieron que regresar a este mundo extraordinario antes de que fueran capaces de entenderlo y entrar en contacto con los seres que ahí habitaban. Cierta vez, cuando se encontraban posadas en una especie de colina desde donde podían extasiarse con los cambiantes colores de la extraordinaria espiral y escuchaban embelesadas el mesmerizante murmullo, escucharon una voz que se dirigía a ellas: "Sean bienvenidas, hermanas de cuerpos cambiantes. Somos la hermandad de la metamorfosis, estamos muy felices de que hayan escuchado nuestros colores y seguido nuestro aroma, en este mundo sabemos que sólo el cambio constante mantiene viva la conciencia y la fortalece. Esos colores que ustedes ven en constante movimiento, no son otra cosa que los habitantes de esta tierra, que se mueven a una velocidad infinitamente mayor a lo más rápido que pueda haber en su planeta de allá afuera; por eso ustedes perciben solo los colores de sus eternos movimientos. La verdad es que la mayor parte del tiempo, nuestros cuerpos están totalmente quietos, navegando por los mares de la consciencia, lo que ustedes ven es el movimiento de nuestras conciencias individuales y lo interpretan como colores desconocidos. Si han podido llegar hasta aquí, eso quiere decir que han desarrollado su conciencia y han sido capaces de rebasar los limites de la percepción. Sabemos que ustedes son de los pocos seres en su planeta que aún practican la metamorfosis, porque sus antepasadas llegaron hasta aquí hace milenios cuando las nieblas formaban un puente entre los Mundos. Ahora ustedes han recuperado parte del conocimiento que ellas tenían y esto les permite navegar por los Bosques sagrados y sus mundos paralelos; Pero deben saber que existe un numero limitado de veces en que pueden recorrer el mismo círculo, ya que se agota, como todo en el Universo y la muerte reclama lo suyo. Así que ahora deben intentar romperlo, para ello necesitan saltar fuera de él hacia una metamorfosis total que les permita navegar por los Bosques de la Eternidad." Muchas cosas aprendieron las mariposas en ese mundo, y cuando terminaron de recuperar los cantos de sus antepasadas, dejaron un hasta siempre y regresaron a su mundo a prepararse para el salto definitivo.

El sentir de Ixa y sus compañeras era que debían completar la tarea que se habían impuesto, este es, dejar memorias en sus descendientes antes de intentar romper el círculo. Entonces se dedicaron a revisar todo su conocimiento, juntaron los aromas de sus sueños, las visiones de todos los Bosques recorridos y los colores de aquel mundo que tanto les había dado.

Con todo lo que ya sabían pudieron completar al fin el rito del amor, así, lo primero que debía de hacer cada pareja era encontrar el árbol que aceptara ser su hogar que aceptara ser su hogar durante la preparación, y cargar con sus huevecillos hasta que nacieran los gusanos que volverían después al mismo árbol amigo a fabricar su capullo; luego de ubicar su árbol, tenían que intentar el mismo sueño hasta que fueran capaces de soñarlo juntas durante siete días, esto las llevaba a practicar todo su conocimiento: Voluntad, entrega, concentración, fluidez y sobre todo, amor sin límites. Al llegar a la séptima noche de sueños compartidos, entraban en el silencio más absoluto y se unían en medio del sueño entregándose sin reservas, intentando dar sólo lo mejor de sí mismas. Sin proponérselo, este rito se convirtió en una prueba de fuego para todas, por todo lo que implicaba.

Cada detalle era de suma importancia y no descuidaron nada. Por supuesto, el primer hogar de sus hijos era muy importante, así que imprimieron en sus huevecillos colores y diseños tan increíbles que estar dentro de ellos era como estar en el corazón de aquel mundo mágico, lleno de formas misteriosas en constante transformación y el capullo de la ninfa se elabora cuidadosamente, poniéndole los colores de una noche repleta de estrellas, para evocar la inmensidad y acostumbrarlas a la soledad.

Con todo esto, las mariposas se aseguraban que sus hijos llevaran en su interior sus sueños y memorias. Ya era poco lo que quedaba por enseñarles, porque además tenían el mapa de los bosques que debían recorrer por ellos mismos buscando los sueños escondidos en sus sueños y sombras.

Una vez completada la tarea Ixa desapareció con sus inseparables compañeras de aventuras y por mucho tiempo no se supo de ellas.

Llegó una vez más el momento de partir hacia Muri. Las mariposas retrasaron lo más que pudieron el viaje, esperando a Ixa y a las otras, pero tuvieron que irse sin ellas. Salieron tristes de Tzara, Ixa era entrañable para ellas, pero tenían que cumplir lo suyo para seguir transformándose.

Muri parecía irreal, las nubes se habían esparcido por todo el Bosque acariciando su suelo, pequeñas gotas danzaban con el viento y el sol brillaba en el horizonte regando arco iris por todos lados, el viento del Sur y las mariposas que viajaban con él se detuvieron en lo alto a contemplar esta maravilla. Cuando finalmente descendieron al corazón del Bosque se encontraron con otra sorpresa, no daban crédito a lo que veían sus ojos, y se sintieron transportadas a un viejo sueño, frente a ellas apareció un grupo de mariposas trasparentes, como de cristal, que les daban la bienvenida con gritos y cabriolas. -¡Ixa!, Exclamaron todas, ¿Cómo es posible, que nueva locura es esta? La euforia las invadió y todas querían tocar a las mariposas sin colores. Largo rato duro la fiesta del encuentro, luego las recién llegadas explotaron en mil preguntas, no entendían muy bien qué había pasado, muchas de ellas estaban felices y conformes con repetir el ciclo hasta donde fuera posible y luego entregar sus cuerpos a la tierra, pero al ver esta nueva transformación, despertó inquietudes y anhelos en muchas de ellas, y su miedo a lo desconocido disminuyo muchísimo. Ixa respondió a todas sus preguntas y les explico lo mejor que supo la manera como habían logrado aquella transformación y los motivos sublimes por los que valía la pena saltar a ella.

Ixa pidió silencio y máxima concentración a todas las mariposas. Tenemos que irnos ahora, les dijo, pues todo se confabula para regalarnos una oportunidad maravillosa e única, vayamos dónde se juntan los arco iris; todos empiezan aquí pero terminan en sitios diferentes, el primero termina en el corazón de Zunia y así los otros en diferentes Bosques hasta Bunimi, donde nace otro que termina en Tzara. Estos puentes de colores nos permitirán recorrer en un solo atardecer la ruta completa en ambos sentidos, así podremos juntar sueños y visiones para completar nuestro propósito y fijar una dirección.

¡Ah! Qué pasión por la aventura, por la vida y la consciencia que hace posible cualquier cosa. Ahí estaban estas osadas y frágiles criaturas, gusanos alados, viajando entre arco iris, de bosque en bosque, recolectando aromas de otras realidades y cantos eternos custodiados durante siglos por flores y sombras.

Al caer las mariposas en el corazón de Tzara, se desvaneció el último arco iris y se fue persiguiendo al sol, que se encontraba en su último horizonte. Esta vez la celebración del regreso y el atardecer fue silencioso, todas estaban maravilladas y en un estado de consciencia tal que solo querían percibir y atestiguar. Al caer la noche, Ixa las empujo aun más hasta que consiguió que alcanzaran el estado ideal para aventurarse por los pasadizos oscuros dentro del interior de cada una y encontrase todas en el mundo de colores en eterno movimiento.

"¿Qué diantres pasa aquí? Gritó la voz de aquel mundo. ¿Se está quemando el bosque, o algo parecido? ¡Todos están aquí! Pues bien, este mundo es..." Las mariposas escucharon fascinadas los relatos de la voz y se maravillaron con la espiral de los seres en eterno movimiento y quietud.

A la mañana siguiente, las mariposas de cristal se congregaron en el corazón de Tzara, convocando a todas las demás, que formaron un círculo alrededor de ellas. Ixa les entrego sus últimos cantos a manera de despedida, había llegado por fin para ella el momento definitivo de dar el salto final hacia los Bosques de la eternidad a través de la siguiente transformación.

Un sol resplandeciente escalaba el horizonte azul, Tzara lucía sus mejores colores y los arboles estrenaban sombras nuevas, las mariposas transparentes formaron una espiral en medio del círculo y comenzaron a girar y girar cada vez más rápido hasta que explotaron en mil pedazos como gotas de rocío, cada gota reflejaba al bosque entero en su interior, se quedaron suspendidas por una eternidad y se desvanecieron rumbo al cielo, invocando a las estrellas, que inexplicablemente aparecieron en ese momento trayendo la noche.

Las que se quedaron esperaron el amanecer, recapitulando sueños y cuando los pájaros comenzaron sus cantos, se montaron en el viento rumbo a Muri, a continuar su camino.

La voz de Ku emanaba ríos de nostalgia al terminar sus cantos, el aroma de los sueños había descendido al bosque acentuando el misterio y la magia del lugar, los vientos suspiraron y la niebla se elevó dejando paso a las estrellas de la madrugada, la Luna sonrió y dejó escapar una lágrima en forma de mariposa que humedeció los labios de Tzara y los ojos de la viajeras.

 

Josh Corces